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sábado, 20 de septiembre de 2014

DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

El 14 de febrero fue señalado como día de fiesta hacia 1969, cuando el calendario Católico Romano dedicó esa fecha para recordar a dos santos cristianos, uno de ellos San Valentín, martirizado por el emperador romano Claudio II. La historia dice que San Valentín fue sacrificado porque se dedicó a casar parejas aun cuando el emperador lo había prohibido. Al parecer, el dirigente romano tenía la creencia de que los soldados casados no eran tan buenos y eficientes como los solteros. Además, en la antigua Roma, el 15 de febrero se celebraba el día de la fertilidad o lupercalia, en honor del dios Lupercus. A través de los siglos se han conjugado toda una serie de leyendas y tradiciones y hoy el 14 de febrero, Día de San Valentín es una fecha dedicada a los amigos y a los enamorados; una fecha en que se intercambian mensajes y obsequios para demostrar amor y amistad a los seres más cercanos. Aunque ésta como otras fechas se han comercializado y parecen invitarnos al consumismo, los cristianos podemos aprovechar para reflexionar sobre lo que significan estos dos valores, tan importantes en las relaciones humanas: el amor y la amistad. se dice que en Colombia la fecha fue modificada al tercer sábado de Septiembre por los comerciantes, teniendo en cuenta la temporada escolar.

¿Quién fue San Valentín?  
  
Fue un santo sacerdote de Roma quien, junto con San Mario y su familia, ayudaba a los mártires durante la persecución de Claudio II. Fue aprehendido y enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que todas sus promesas para hacerlo renunciar a su fe eran inútiles, mandó que lo golpearan con mazas y después lo decapitaron, el 14 de Febrero del año 269. Fue sepultado en la Via Flaminia y se edificó una basílica en el año 350. La mayor parte de sus reliquias están ahora en la iglesia de Santa Praxedes. La costumbre sajona de que los jóvenes se escogieran como prometidos en este día, probablemente se basa en la creencia popular que encontramos relatada en la literatura desde los tiempos de Chaucer (1340-1400), de que los pájaros comenzaban a formar parejas el día de San Valentín. El envío de tarjetas fue una evolución natural de la costumbre. Una de las más antiguas referencias a dicha costumbre data de 1477.

 ¿Qué es el Amor?


San Pablo nos enseña una definición de amor que no parece muy adecuada para muchos en este tiempo, de hecho para la mayoría amar como nos dice Pablo es imposible. El amor del que nos habla Pablo es el amor como Dios lo enseña y da.
Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena  o campana que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado;” y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor. (1 Corintios 13)


¿Qué es la Amistad?

El mundo en que vivimos está menesteroso de amistad. Hemos avanzado tanto en tantas cosas, vivimos tan deprisa y tan ocupados, que, al fin, nos olvidamos de lo más importante. El ruido y la velocidad se están comiendo el diálogo entre los humanos y cada vez tenemos más conocidos y menos amigos. 

El filósofo griego Sócrates aseguraba que prefería un amigo a todos los tesoros del rey Darío. Para el poeta latino Horacio, un amigo era la mitad de su alma. San Agustín no vacilaba en afirmar que lo único que nos puede consolar en esta sociedad humana tan llena de trabajos y errores es la fe no fingida y el amor que se profesan unos a otros los verdaderos amigos. El ensayista español Ortega y Gasset escribía que una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo. Y el propio Cristo, ¿no usó, como supremo piropo y expresión de su cariño a sus apóstoles, el que eran sus amigos porque todo lo que ha oído a su Padre se lo dio a conocer?. 

Pero la amistad, al mismo tiempo que importante y maravillosa, es algo difícil, raro y delicado. Difícil, porque no es una moneda que se encuentra por la calle y hay que buscarla tan apasionadamente como un tesoro. Rara porque no abunda: se pueden tener muchos compañeros, abundantes camaradas, pero nunca pueden ser muchos los amigos. Y delicada porque precisa de determinados ambientes para nacer, especiales cuidados para ser cultivada, minuciosas atenciones para que crezca y nunca se degrade.

¿Qué es la amistad? ¿Simple simpatía, compañerismo, camaradería? La amistad es una de las más altas facetas del amor. Aristóteles definía la amistad como querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo. Laín Entralgo la definía así: "La comunicación llena de amor entre dos personas, en la cual, para el bien mutuo de éstas, se realiza y perfecciona la naturaleza humana".

Por tanto, en la amistad el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y, sobre todo, lo que son. Esto supone la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades. Supone, además, un doble respeto a la libertad del otro. La amistad verdadera consiste en dejar que el amigo sea lo que él es y quiere ser, ayudándole delicadamente a que sea lo que debe ser. 

Seis pilares sostienen la verdadera amistad, según Martín Descalzo:79 

El respeto a lo que el amigo es y como el amigo es.
La franqueza, que está a media distancia entre la simple confianza y el absurdo descaro. Franqueza como confidencia o intimidad espiritual compartida.
La generosidad como don de sí, no como compra del amigo con regalos.
Aceptación de fallos.
Imaginación, para superar el aburrimiento y hacer fecunda la amistad. 
La apertura. 

¿Qué se experimenta cuando se pierde un amigo? Dejo que hable san Agustín, cuando murió su amigo íntimo: "Suspiraba, lloraba, me conturbaba y no hallaba descanso ni consejo. Llevaba yo el alma rota y ensangrentada, como rebelándose de ir dentro de mí, y no hallaba dónde ponerla. Ni en los bosques amenos, ni en los juegos y los cantos, ni en los lugares aromático, ni en los banquetes espléndidos, ni en los deleites del lecho y del hogar, ni siquiera en los libros y en los versos descansaba yo. Todo me causaba horror, hasta la misma luz; y todo cuanto no era lo que él era, aparte el gemir y el llorar, porque sólo en esto encontraba algún descanso, me parecía insoportable y odioso". 

Termino este apartado con una cita bíblica: "Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable" (Si 6, 14-17).

Decálogo de la amistad.


  1. Es fácil querer tener un amigo, más difícil serlo.
  2. No te preocupes de recibir sino de dar, y un enjambre de almas revoloteará a tu alrededor... Amar nos cuesta, hace daño a nuestro egoísmo pero es el precio que tenemos que pagar para cultivar la amistad verdadera. 
  3. No temas disgustar a tu amigo. Enséñale que el amigo verdadero es el que está dispuesto a disgustarnos cien veces con tal de sernos útil una sola vez.
  4. Primer deber de un amigo: darle al otro un impulso hacía Dios pero no lo darás si te buscas a ti en algo.
  5. Ábrete a los demás vaciándote tú. Tienes que ser como el río que alimenta el regadío y nunca niega sus aguas. 
  6. La confianza es vestíbulo de la amistad, el sacrificio es su santuario... Gánate ante todo la confianza y cultívala con el sacrificio por tu amigo. 
  7. No aceptes nunca a un amigo que no se atreva a contradecirte, que se haga cómplice de tu amor propio. Te ama sólo el que quiere tu bien aunque te haga sufrir. 
  8. No te dejes llevar del corazón ni de la prisa al elegir a tus amigos. Apunta con precisión y darás en el blanco.
  9. La paciencia gana los corazones más rebeldes. 
  10. Aprende a amar con el corazón de Cristo. Una vez que el amor de Dios entra en un alma acepta lealmente todas sus exigencias. Una fuerza de invención, de creación, de revelación, se apodera de ella y la lanza hasta dar la vida: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13).




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