La Corona o guirnalda de Adviento es
el primer anuncio de Navidad. La palabra Adviento es
de origen latín y quiere decir Venida. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la
venida de Jesucristo. El tiempo de Adviento abarca
cuatro semanas antes de Navidad.
La tradición del Adviento tiene orígenes propios, hace dos
mil años atrás. Para poder ayudar a los fieles, en su mayoría dedicados a la
agricultura, el calendario de la Iglesia, al igual que el de los judíos,
musulmanes y paganos era estacional en aquellos tiempos, combinando las fechas
señaladas, celebraciones y rituales con las labores propias de sus creyentes.2
El Adviento coincide en el hemisferio norte con el invierno, con los días
cortos y poco luminosos que preceden a la Navidad. El nacimiento de Cristo
comenzó a celebrarse el 25 de diciembre de cada año ocupando el lugar de las
saturnales y el Dies Natalis Solis Invicti, Festival del Nacimiento del Sol
Inconquistado, festividad romana dedicada al Sol Invictus y vinculada al
solsticio de invierno.
LA CORONA DE ADVIENTO
ENCIERRA VARIOS SIMBOLISMOS
LA FORMA CIRCULAR:
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno,
sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que
nunca debe de terminar. Nos ayuda también a pensar en los miles de años de
espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida; nos
concientiza que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
LAS RAMAS VERDES:
Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el
perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo
más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con
Dios, nuestro Padre. También representan
que Cristo está vivo entre nosotros, además su verde color nos recuerda la vida
de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar
durante el Adviento.
LAS CUATRO VELAS:
Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y
lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a
poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la
corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los
siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a
nuestro mundo. Son cuatro o en ocasiones cinco velas las que se ponen en la
corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al
hacer la oración en familia así: la primera,
segunda y cuarta vela que se encienden son de color morado. El color morado representa el espíritu de vigilia,
penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para
la llegada de Cristo. El tercer domingo
se enciende la vela rosada. Este
color representa el gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del
Señor. La última vela es blanca y se
coloca en el centro de la corona. Se enciende durante la víspera o el día de
Navidad, El blanco en la liturgia simboliza pureza y tiempo de júbilo, y es
usado en los momentos principales del calendario litúrgico: Navidad y Pascua. El
uso de la luz como símbolo de la revelación y salvación a través de Jesús es
una constante en el Evangelio de Juan.3 El encender, semana tras semana, los
cuatro cirios de la corona significan la progresiva preparación para recibir la
luz de la Navidad. La luz que emana de cada vela encendida nos recordará que
Jesucristo es la luz del mundo y que quién está fuera de Él habita en las
tinieblas. Es costumbre que cada domingo, antes de bendecir el almuerzo, se
haga un pequeño rito de iluminación.
LAS MANZANAS ROJAS
QUE ADORNAN LA CORONA: Representan
los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo
pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
EL LISTÓN ROJO:
Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
BENDICIÓN DE LA CORONA DE
ADVIENTO
(Tomado de http://es.catholic.net/)
En algunas
parroquias o colegios se hace la bendición de las Coronas de Adviento. Si no se
puede asistir a estas celebraciones, se puede hacer la bendición en familia con
la siguiente oración: (Las palabras en rojo no se dicen)
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra
corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de
esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así,
cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor.
Todos: Amén.
La bendición de Dios, Padre, Hijo
y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella
queremos preparar la venida de Jesús.
PROPONEMOS ESTE ESQUEMA SENCILLO
PARA ORAR AL ENCENDER LA VELA DE ADVIENTO
PRIMER DOMINGO
LLAMADA A LA VIGILANCIA
ENTRADA.
Se entona
algún canto.
Saludo.
Guía: En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos
pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura del santo evangelio según
san Marcos 13,33: “Estén preparados y
vigilando, ya que nos saben cuál será el momento”. Palabra del Señor. (Breve pausa para meditar)
Reflexión.
Guía: Vigilar significa estar atentos,
salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado, en
nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.
ENCENDIDO DE LA VELA. (Morada)
Oración.
Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como
aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo
que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para
esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos
estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más
profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!
PADRE NUESTRO
Guía: Unidos en una sola voz digamos:
Padre Nuestro...
CONCLUSION
Guía: Ven,
Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y
seremos salvos. Amén.
SEGUNDO DOMINGO (Morada)
ENTRADA.
Se entona
algún canto.
Guía: En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante
Dios que somos pecadores.
Todos: Yo
confieso ante Dios todopoderoso...
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San
Pedro 3,13-14: ”Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva,
un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta
espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en
paz". Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar
Reflexión
Guía: ¿Qué
va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿Se notará que creemos de
veras en Cristo?
ENCENDIDO DE LA VELA.
Oración.
Guía: Los
profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque
Dios se ha sembrado en nuestra carne...
Que cada uno
de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para
que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto,
Señor! ¡Ven, Salvador!
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos
en una sola voz digamos: Padre nuestro...
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre
nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
TERCER DOMINGO (Rosada)
ENTRADA.
Se entona
algún canto. Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del
Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la Primera carta a los
Tesalonicenses 5,23: “Que el propio Dios
de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente,
sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo
Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para
meditar.
Reflexión.
Guía: Los
hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la
Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza
reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?
ENCENDIDO DE LA VELA.
Oración.
Guía: En
las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la
buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se
acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega
el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando
encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para
que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en
tu luz, caliéntanos en tu amor!
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y
seremos salvados. Amén
CUARTO DOMINGO (Morada)
Todos hacen
la señal de la cruz.
Guía: "Nuestro auxilio es en el nombre del
Señor"
Todos:
"Que hizo el cielo y la tierra"
Liturgia de la Palabra:
Primera
lectura: Rm 13,13-14 "Conduzcámonos como en pleno día, con
dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada
de riñas ni pendencias. Vestios del Señor Jesucristo". "Palabra
de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 "Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a
vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo
del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de sus
pueblo santo y la admiración de todos los creyentes." -"Palabra de
Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Guía: "Ven, Señor, y no tardes.
Todos: "Perdona los pecados de tu
pueblo".
SE ENCIENDEN LAS CUATRO
VELAS
Guía: "Bendigamos al Señor"
Todos
hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".
Humildad y
gloria
El
Nacimiento de Jesús
Guía: Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7)
"Y sucedió que, mientras
ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a
su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque
no tenían sitio en el alojamiento."
"Palabra
de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
MEDITACION
La Virgen y San José, con su fe,
esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni
oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace.
Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor
que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.
Nos unimos a La Virgen y San José
con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en
nuestro corazón.
Tiempo
de silencio / Tiempo de intercesión
Padre
Nuestro / Ave María.
ORACIÓN FINAL
Guía: Derrama Señor, tu gracia sobre
nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu
Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: "Amén"
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